Casino en Berlín: Reseña Potsdamerplatz

casino postdamer platzEste es mi análisis del casino en Berlin: Potsdamerplatz. Para más información sobre este casino, por favor haz clic aquí.

Hay dos casinos importantes en Berlín. El casino Berlín lo encontramos en Potsdamerplatz. La sede de los casinos WestSpiel (sucursal del grupo Berlín) se encuentra en la histórica Alexanderplatz de Berlín.

Habiendo planeado permanecer solo un par de días en Berlín, no estaba seguro de llegar a tiempo al casino Berlín. Aunque como se deduce, la última noche hice planes con un amigo para visitar el casino WestSpiel en Alexanderplatz. A pesar de que mi amigo es berlinés desde hace mucho tiempo tuvo problemas para encontrar el casino. En algún momento perdimos el interés y decidimos coger un taxi hasta el casino Berlín en Potsdamerplatz. Esta terminó siendo una de mis mejores noches de mi viaje por todos los casinos de Europa a pesar del hecho de que esa noche perdí muchas fichas aprendiendo cómo se juega al póquer.

postdamer platz casinoEl casino Berlín da la bienvenida a sus invitados con un gran letrero de neón que pone “Spielbanken Berlin” por lo que es imposible que no lo encuentres. Me gustó la forma en que la recepción estaba decorada con los colores rojo y negro característicos y las fichas de juego incrustadas en el suelo.

El casino está dividido en tres pisos. Las tragaperras se encuentran en la planta del sótano, el póquer se juega en la planta baja y los juegos de mesa clásicos se juegan en la primera planta. El precio de la entrada es de 2,50 € y da acceso a los tres niveles del casino. Al igual que en todos los casinos de Alemania se nos pidió enseñar una identificación válida con foto en la entrada.

Normas de etiqueta casino de Berlín

La página web del casino pide una apariencia elegante. La mayoría de los jugadores llevaban una camisa de vestir con botones ya fuera con vaqueros o con pantalones de vestir y no vi ninguna zapatilla de deporte en las zonas de los juegos de mesa o de póquer. Aunque no se pide oficialmente no te sentirás demasiado arreglado con una chaqueta.
Pienso que lo que mejor describe el estilo de vestir “elegante-exclusivo” del casino es lo que uno podría esperarse de una ciudad como Berlín. Vi jugadores llevando gafas de sol, con trajes blancos y cortes de pelo punk junto a las mesas de póquer y estoy seguro de que todos ellos fueron admitidos de forma encantada en el casino.

Fumar en el casino Berlín

Está permitido fumar en la zona de las máquinas tragaperras (en la planta del sótano del casino). Está prohibido fumar en la zona de póquer (planta baja) y en la zona de los juegos de mesa (primera planta). Hay un salón para fumadores en la zona de los juegos de mesa pero no en la zona de póquer aunque la zona de las tragaperras está al lado donde está permitido fumar.

Tarjeta de crédito en el casino Potsdamerplatz de Berlín

Pregunté si podía comprar fichas con mi tarjeta de crédito y me respondieron que sí pero que había un coste asociado del 4% con las compras realizadas con tarjeta. Pensé que esto era exagerado. Dada mi experiencia sé que esto no es común por lo que decidí pagar en efectivo.

Juegos de mesa en el casino Potsdamerplatz de Berlín

mesa postdamer platzMi amigo es un experto autoproclamado del blackjack por lo que pasamos de las mesas de póquer y nos dirigimos directamente a la primera planta donde se encuentran los juegos de mesa clásicos. El nivel de los juegos de mesa en el casino Potsdamerplatz de Berlín es muy grande. Me impactó el ambiente que encontré. Al igual que el casino Esplanade de Hamburgo, el casino Berlín tiene un cierto aire internacional, en parte debido al hecho de que se puede ver a jugadores de todas las nacionalidades alrededor de las mesas. El casino Berlín también tiene un aire elegante, sin ser demasiado formal, lo que me pareció muy atractivo.

Accedimos al casino aproximadamente a las 22: 30 del miércoles 11 de julio de 2012. En ese momento solo habían abiertas dos mesas de blackjack, ambas llenas de jugadores y me sorprendió la decisión del casino de no abrir mesas adicionales. El mínimo de ambas mesas era de 10 euros. Mi amigo y yo nos dimos cuenta de que teníamos que abandonar por el momento la idea del blackjack debido a que las mesas estaban demasiado llenas.

No obstante, las 10 mesas operativas de ruleta en la primera planta también parecían estar bajo asedio. Las ruletas estaban operando con un mínimo de 2/5 euros. Cada mesa tenía tres crupieres controlando el juego: el crupier habitual y dos supervisores en cada extremo de la mesa. La gran multitud justificaba esta medida de supervisión. Todas las mesas contaban con un panel electrónico en el que se mostraba los últimos resultados y estadísticas.

Mi amigo nos compró un par de cervezas y nos retiramos al salón para fumadores con mamparas de cristal. Degustamos las cervezas con tranquilidad mientras pensábamos sobre cuál iba a ser nuestro siguiente movimiento. Finalmente, decidimos ir la zona de póquer y pasar de la ruleta.

Póquer en el casino Potsdamerplatz de Berlín

poquer postdamer platzAl menos 10 mesas de póquer estaban funcionando en la planta baja. A pesar de que las mesas estaban ocupadas eran llamativamente tranquilas. Prácticamente no se escuchaba otro ruido que el sonido de las fichas.

Mi amigo y yo nos unimos a mesas diferentes. Me uní a una mesa de Texas holdem con límites de 1/3 y me repartieron un as en la primera mano. Luego salió otro as. No estaba mal. Uno de los jugadores aumentó su apuesta (pensó, merecidamente, por tanto que yo era un novato y que iba de farol). No sin vacilar, decidí ver la apuesta. Aposté todo y perdí 100 €. Tuve que cambiar más dinero por fichas.

Un asiento quedó libre en la mesa de mi amigo y decidí unirme al juego. Mi amigo, en ese momento, ya llevaba tres cervezas. Me dí cuenta de que tenía color y aumenté mi apuesta. Otros jugadores vieron mi apuesta. Estaba muy tenso pues me oí a mi mismo decir cuando llegó el momento de enseñar mis cartas: “Está claro que tenía color”. Pero a medida que el crupier empujaba hacia mí la pequeña cantidad de fichas, me invadió una gran felicidad. Aún así, una señal de alerta cruzó mi cabeza: “¡Tú no estás aquí en ningún caso para hacer dinero!”

A continuación, un problema agitó la mesa e interrumpió durante un corto período de tiempo el silencio en la zona de póquer. El crupier por error entregó el bote a uno de los jugadores cuando era el chico que estaba sentado a mi lado quien había ganado la mano. Esto es algo que claramente no debería haber ocurrido y es muy embarazoso para el crupier cuando sucede. Pero al mismo tiempo, todos deberíamos saber que incluso los crupieres más experimentados cometen errores. El jugador sentado a mi lado no se calmó y no era muy educado al respecto. Al final, se le pidió que abandonara la mesa y su asiento fue rápidamente ocupado por otra persona. Me dí cuenta de que todos los crupieres eran muy profesionales, con todo, y dejé una propina para ellos una vez que abandoné el casino.

Alrededor de las 2:30 saqué dos reinas y me crecí. De nuevo, los otros jugadores no me creyeron y vieron mi apuesta. Aumenté mi apuesta y todos los jugadores hicieron all in. Mostré mis cartas, dos reinas. Una vez mas, las cosas no fueron demasiado bien para mí, dos reinas no eran suficientes. Dado que para mí se trataba de una experiencia de aprendizaje, pregunté a la mesa: “Tuve que jugar eso ¿verdad?”. La mayoría de los jugadores estaban de acuerdo por lo que no me sentí como un completo idiota. Aún así, era mi señal para irme a casa. Mi amigo quiso quedarse un rato más.

El taxi “Nepomuk” me lleva a casa

postdamer platz El taxiLos taxis estaban alineados en la calle en frente del casino. Pero había uno que por razones obvias se destacó del resto e inmediatamente llamó mi atención:
Normalmente sigo las reglas del juego y entro en el primer taxi de la fila. Pero seguramente puedes ver que esta vez no pude. Tenía que viajar en el taxi más viejo de Berlín. Por lo que fui y me senté al lado del dueño, Werner. No obtuve una explicación de por qué le puso a su taxi “Nepumok” (aunque al parecer es común entre los alemanes poner nombres a sus coches). Pude aprender de él que el taxi es de 1964 y que él mismo tiene 74 años. Le pregunté si era posible solicitarle una reserva. La respuesta fue desgraciadamente no. ¡Él no tiene móvil! Y es casi imposible obtener una reserva suya durante el día. Cualquier encuentro con él debe ser espontáneo. Supongo que era mi noche de suerte después de todo.